A tu aire, o con el equipo del club

Todos los practicantes de carreras de montaña tienen un lugar reservado en el Club Alpino Madrileño.

Existe un foro de corredores en el que se establecen las citas para entrenar o simplemente correr como auto-exigencia y esfuerzo personal, para disfrutar con los compañeros y compañeras.

Nuestro equipo de carreras se ha hecho un hueco en muy poco tiempo en las competiciones oficiales, obteniendo buenas clasificaciones. Participamos regularmente en las principales carreras tanto en Madrid (Copa de Madrid, Maratón Alpino Madrileño) como en el resto de España y extranjero.

En el Club Alpino Madrileño declaran practicar en estos momentos actividades de Carreras de Montaña 229 asociados/as.

Relato de Manuel Soto García sobre su participación en el III MARATHÓN ALPINO de Alhaurín de la Torre (Málaga) 2009 “JARAPALOS”

Jarapalos. El Delirio

Un barquito de cáscara de nuez

adornado con velas de papel

se hizo hoy a la mar

para lejos llevar

gotitas doradas de miel.

Un mosquito sin miedo va en él

muy seguro de ser buen timonel

y subiendo y bajando las olas

el barquito ya se fue.

Navegar sin temor en el mar es lo mejor

no hay razón de ponerse a temblar

y si viene negra tempestad

reír, remar y cantar.

Un barquito de cáscara de nuez

adornado con velas de papel

se hizo hoy a la mar

para lejos llevar

gotitas doradas de miel.

Un mosquito sin miedo va en él

muy seguro ser buen timonel

y subiendo y bajando las olas

el barquito ya se fue.

Sin tener que fingir, afeitarse ni vestir

con el cuerpo tostado de sol

y si viene negra tempestad

reír, remar y cantar.

Navegar sin temor en el mar es lo mejor

que si el cielo está muy azul

el mosquito va contento

por los mares lejanos del sur

Un camino polvoriento nos lleva a la salida. Parecen que son pinos los que nos rodean, pero habrá que esperar a que amanezca para admirar el paisaje. En breve, mis piernas soltarán amarras y, sin rumbo trazado, se lanzarán a saborear estas montañas.

Mi “guardia pretoriana” me acompaña. Muchos rostros conocidos de aventuras anteriores. Aurelio, el campeón, las bravas Nerea y Mónica, Jan, el francés, con su bigote trasnochado.

Este año Jarapalos estrena nuevo recorrido ¡con 4800 metros de desnivel acumulado!

La prueba comienza con un ligero descenso dirección sur atravesando varios cortafuegos, hasta que se introduce en una difícil vereda, “sendero de los pesebres”, entre rocas y aliagas, por el que subimos un desnivel de 200 metros en apenas dos kilómetros. En algunos tramos incluso hay que echar las manos para conseguir avanzar. Comienzo explosivo para “calentar”. Así se llega a una pista forestal que permite correr, pero que en continua subida durante más de seis kilómetros se hace aburrida. Es tan larga como esos días en los que uno no debería levantarse de la cama… Formamos un grupo compacto, encabezado por Mónica Aguilera, especialista y ganadora de múltiples pruebas de ultrafondo. Sabemos que en cuestión de minutos, o de horas, o incluso si fueran días, o años, o siglos… acabará. Y por fin, el cambio brusco, dirección oeste, que todos esperábamos. Entre matorrales y piedras atacamos el Puerto de Málaga, a mil metros de altitud.

Desde arriba ¡ya se ve el mar! ¡y a lo lejos se vislumbra África! Sopla serena la brisa… El calor del sol cruza la piel y se mezcla con la sangre provocando una impresión de paz ultraterrena. Mijas está a nuestros pies. Sin recuperar el resuello emprendemos un descenso rápido y complicado hacia el mar… Y cuando estamos rozando el pueblo, como si rebotaramos, el sendero tira hacia arriba. Lo primero que piensa uno es que por aquí no se puede subir corriendo. Pero en un acto de rebeldía, forjada a partes iguales entre la adversión y el deseo, corremos hacia arriba, apretando con rabia los puños. ¡Subimos casi 1000 metros de desnivel sin descanso! Se llega a “La Bola”, 1150 metros de altitud.

Lo que me pueda ocurrir, el destino final, no es mas que una posibilidad inesperada. Como dice Palacios, la vida no te da golpes, como me gusta quejarme a mí, sino oportunidades. Así, hoy, ahora, siento que tengo la posibilidad, la oportunidad, de ser dueño de mi destino. El que ayer fuera un corredor de asfalto, encerrado en calles, esclavizado al reloj y los kilómetros, al tedio del piso firme y homogéneo, en estos meses se ha convertido en un corredor de montaña. Ni mejor ni peor, simplemente distinto. Un corredor de altura capaz de liberar los lamentos dormidos en los rincones de la memoria, de volver a habitar los sueños deshabitados… y así conseguir el más grande de los botines. Porque una cosa es correr, sobrevivir, y otra muy distinta volar, dueño único de mi existencia… Dejé ya de buscar tesoros enterrados, porque descubrí que el tesoro está en mí, porque no hay mayor riqueza que volar libre sobre las montañas… Enterrados no hay tesoros, sólo esqueletos de los que imprudentemente se pararon para buscarlos… Abrid la boca, compañeros, que entre bien el aire. No echéis nunca el freno. Cuidado con la piedras sueltas. Habrá caídas, seguro, pero no olvidéis que llevamos el tesoro en nosotros…. Libres, por fin, sin el peso del pasado, despreciando el futuro, porque volando por las montañas el tiempo ya no existe. Este deliro es la gran victoria. El ruido incómodo del tiempo se alivia con el intenso silencio de la soledad de las montañas. Una soledad dulce y bondadosa, como el hueco que dejan las lágrimas…

Desde la cima el paisaje es espectacular: Alahurín, Málaga, el Mediterráneo… Es en las cumbres donde mejor rememoramos los momentos más emocionantes de nuestra vida… Cuando el corazón se me paró y después se abrió por la mitad, dolió tanto, porque el corazón duele, que parecía imposible que volviera a latir. Y sin embargo aquí estoy, en lo más alto, latiendo al minuto y respirando al límite. Ya no quiero entender todo lo que ocurre a mi alrededor. No lo necesito. Aquí arriba me doy cuenta que mi gran error es intentar siempre razonar. Puede que este delirio no sea más que el fruto de la ausencia de futuro y el cansancio excesivo. Que mas da. Para mí el delirio es la única palabra que puede explicar todo lo que no sé si ha ocurrido alguna vez, o está ocurriendo, o quizás algún día ocurra, pero que hoy, en este preciso momento, puedo sentir… En el delirio todo es posible. Es el resultado de restarle a la avidez infinita de ganar, la generosidad, aún mayor de mi esfuerzo… Sin descanso, otra fuerte bajada, en las que tanto sufro, hacia la fuente del Acebuche, desde donde, como no podía ser de otra manera, comenzamos a subir de nuevo por el “Tajo del Caballo” hasta el Puerto de la Encina, kilómetro 30. Ya “sólo” quedan 11 kilómetros de bajada por una pista… Conforme avanzo en la pérdida de la noción del tiempo y el espacio, el delirio crece y el miedo desaparece. Nadie sabe lo que pasó, sólo se sabe lo que se recuerda. Y lo que pasará es sólo imaginación…. Sopla serena la brisa… es el viento del delirio el que me empuja… El dolor insoportable de los cuadriceps y la hipoglucemia que superé, gracias a esos geles resucitadores, en el kilómetro 38, ya casi no lo recuerdo, por lo que, quizás, no pasó…

Como si fuera un buen sueño, llego a meta… Los buenos sueños sólo se vuelven peligrosos cuando no pueden ser suplementados por otros sueños… pero estos buenos sueños están betados a la mayoría, por lo que, tranquilos, no hay ningún peligro…

Un saludo a todos los locos de las carreras de montaña del CAM-MM. Quizás algún día nos encontremos en alguna de estas aventuras. Quien sabe…

Tras cerrar el círculo del Circuito Alpino, llega el momento de guardar las zapatillas, para calzarse los pies de gato y los crampones…

Sopla serena la brisa…

Manuel Soto García

Manuel Soto García, 7º clasificado «Absolutos Circuito Alpino» Jarapalos 2009. 14 de Noviembre de 2009.

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